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Cognición atávica y cómo lo que usas impacta sobre tu desempeño

Actualizado: 28 nov 2018

Sabemos que la forma en que nos vestimos tiene un impacto en los demás pero, ¿alguna vez pensaste en el efecto que tiene sobre ti? No es novedad que lo que usamos tiene un impacto tanto en cómo nos perciben los demás como en la manera en que nos vemos a nosotras mismas. Pero, ¿me creerían si les digo que LA ROPA QUE USAMOS TAMBIÉN PUEDE AYUDAR A QUE NOS DESEMPEÑEMOS MEJOR?


En el 2012, investigadores de la Kellogg School of Management de la Universidad Northwestern realizaron un experimento que consistía en solicitarle a dos grupos de personas que realizaran un test de atención (Test de Stroop); la única diferencia entre ambos grupos fue que a uno de ellos se les pidió que lo hicieran usando una “bata blanca de científico”. El resultado: quienes usaron las batas de laboratorio se desempeñaron considerablemente mejor, llegando a cometer la mitad de los errores que sus compañeros. Este resultado es aún más impactante si le sumamos el siguiente efecto: se repitió el experimento pero esta vez a uno de los grupos se les dijo que era una “bata de pintor” y en este caso, el resultado de ambos grupos no tuvo mayores diferencias.


Estos experimentos demostraron que lo que usamos (y el significado que ello tiene para cada una de nosotros) puede afectar nuestras capacidades cognitivas, fenómeno que se conoce como COGNICIÓN ATÁVICA y que se vuelve especialmente interesante cuando pensamos en nuestra imagen personal y en la ropa que elegimos usar todos los días.


¿Qué pasaría si lográramos un armario lleno de “batas de científico”?



Imagínense en su día a día abriendo el placard y que este lleno de ropa con superpoderes, no porque de hecho los tengan, sino porque al usarlas nos hacen sentir increíble y que tenemos la capacidad de llevarnos el mundo por delante. Me pasó que cuando comencé a trabajar desde mi casa, me pasaba todo el día con ropa “de entre casa” y me daba cuenta que todo me costaba más, ¡era como que la ropa me transmitía demasiada comodidad! Empecé a maquillarme (aunque no tuviera nada especial que hacer) y vestirme mejor y les juro que el verme más “profesional” me ayudaba a mantenerme concentrada y ser más eficiente. Existe el dicho “vestite para el trabajo que querés, no para el que tenés” y se ve que algo de verdad hay en eso, ¡de hecho la ciencia lo demuestra!


¿Y ustedes qué opinan?


¿Alguna vez se preguntaron qué mensaje SE ESTÁN ENVIANDO con la ropa que eligen usar todos los días?


¡Las leo!

V.

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